Belkin y Goldberg: exquisitez, armonía y comunicación
El primer acto de los programados para el 50 aniversario de la Sociedad de Conciertos de Alicante fue un concierto-homenaje a los periodistas y a los medios de comunicación representados por la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante (APPA). Para celebrar una fecha tan señalada intervinieron, antes de comenzar la actuación, el presidente de la Fundación Sociedad de Conciertos, Alfonso Ramón-Borja, y la presidenta de la APPA, Rosalía Mayor, se dirigieron al público, que llenaba el patio de butacas. En sus intervenciones resaltaron la intensa relación de la Sociedad de Conciertos con los periodistas y los medios de comunicación, así como la trascendencia que tiene la transmisión de la cultura musical a la sociedad alicantina a través de la actividad periodística.
Esta fugaz presencia en el escenario dio paso al esperado concierto del dúo de artistas rusos formado por el excelente violinista Boris Belkin, un clásico en la programación de la Sociedad de Conciertos, y la pianista Anastasia Goldberg, que se estrenaba en Alicante. La actuación respondió a las expectativas creadas desde el tranquilo y armónico inicio de la pieza de apertura, la Sonata n.º 26 en si bemol mayor k. 378, de Mozart, hasta los compases de mayor fuerza e intensidad, que le confieren a la obra una mezcla única de optimismo y nostalgia. Los artistas estuvieron a la altura de la sofisticación técnica y el alcance emocional que caracterizan esta creación de Mozart, especialmente en el momento central de la obra en el que destaca un movimiento lento lleno de ternura, delicadeza y emoción.
Abordaron, a continuación, la Sonata en la mayor D574 de Schubert, una pieza que destaca por su intensidad lírica, en la que los artistas se emplearon con el virtuosismo que requiere la singularidad de esta composición. El dúo se sumergió en el espíritu de esta obra llena de matices y colores, adornada con un notable énfasis rítmico que evoluciona hacia un final cargado de vitalidad y un toque de ensoñación.
Lo mejor del concierto lo reservaron Belkin y Goldberg para la segunda parte, en la que regalaron a los asistentes una soberbia interpretación de la Fantasía escocesa op. 46, para violín y piano, de Bruch, obra dedicada al violinista navarro Pablo de Sarasate. Se trata de una pieza emblemática del compositor inspirada en melodías populares escocesas que rememoran las canciones folclóricas de las Tierras Altas y recuerdan un paisaje en el que conviven en armonía atmósferas sombrías y luminosas.
La ejecución estuvo llena de ricos matices y ofreció unos elegantes contrastes entre los pasajes de amor, expresados con suave sensibilidad dramática, y los movimientos finales cargados de reminiscencias guerreras nobles y delicadas.
El numeroso público le dedicó una calurosa ovación a los artistas que les regalaron un movimiento de la Sonatina en sol menor D384, de Schubert.