Complejo y profundo diálogo entre violín y piano
El concierto del violista Shlomo Mintz y el pianista Itamar Golan, dos carismáticos artistas de proyección internacional, ha resultado un complejo y profundo diálogo entre los dos instrumentos que ha conectado con el numeroso público que ha acudido al Teatro Principal de Alicante para disfrutar de un programa que se caracteriza por la exigencia de las obras elegidas.
La primera de ellas, la Sonata n.º 5 en fa menor, BWV 1018 de Bach, una pieza mayúscula y profunda en la que la presencia del piano se equipara a la del violín y entabla una conversación musical llena de armonía, dulzura, esperanza y un toque permanente de tristeza
Le siguió la Sonata n.º 7 en do menor, op. 30, n.º 2, de Beethoven, una obra que refleja la intensa lucha interior del autor cuando comenzó a sentir los efectos de la sordera y que simboliza la férrea lucha de la voluntad en momentos de gran dificultad, alternando momentos de calma y enérgica actividad.
Cerraron el concierto con dos obras de Brahms. La primera de ellas la Sonata número 3 en re menor, op. 108 en la que el piano tiene mayor protagonismo que en las dos sonatas que había escrito previamente y que, además, marca el final de su ciclo de este tipo de piezas. Concluyeron su actuación con el Scherzo, una obra corta, llena de ritmo e intensidad que provocó una intensa ovación. Shlomo Mintz e Itamar Golan, que visitaron por primera vez a la Sociedad de Conciertos en 1992, regalaron a los asistentes una magnífica interpretación del Caprice d’après l’étude en forme de valse de Saint-Saëns.