Yulianna Avdeeva ha alcanzado una extraordinaria madurez musical a pesar de su juventud. Su conocido virtuosismo ha alcanzado una cota de sensibilidad musical y de habilidad interpretativa, llenas de matices, que están al alcance de unos pocos elegidos en todo el mundo. Su carrera está siendo meteórica. Con trabajo y talento se ha convertido en una pianista que combina una técnica excepcional con una profunda conexión emocional con la música que interpreta. Es una artista inquieta en continua exploración de diferentes repertorios que le convierten en una pianista versátil, como demostró a lo largo del impecable concierto que ofreció en el Teatro Principal.
Abrió la actuación con una excepcional interpretación de la pieza English Suite No. 2 in A Minor, de Bach, una obra emblemática dentro del vasto catálogo de composiciones de este genio barroco alemán. Sonaron especialmente brillantes tanto los detalles ornamentales, que aportan un aire sofisticado, como los distintos elementos contrapuntísticos que enriquecieron la textura musical. Especialmente emocionante y melancólica sonó la sarabande, en contraposición a la energía de los movimientos que cierran la suite. Yulianna Avdeeva superó ampliamente los desafíos técnicos de esta exigente pieza que sobresale por su compleja línea melódica.
Abordó a continuación la obra titulada Prelude and Fugue in D Major, Op. 87, de Shostakovich, un ejemplo de su ingenio musical y su profundidad emocional. La pianista demostró todo su virtuosismo al afrontar con éxito la dificultad de la fuga que requiere una gran destreza y precisión. Se trata de una pieza alegre y enérgica que fusiona la tradición clásica con la innovación moderna.
Afrontó De Inmediato El Prelude And Fugue In C Sharp Minor, de Shostakovich-Meyer, una obra que expresa profundo pesar. Excepcionalmente original es la fuga que aporta una combinación única de los estilos de ambos compositores, fusionando el rigor contrapuntístico de Shostakovich con la audacia y experimentalismo de Schnittke. Se trata de una creación que aporta nuevas texturas musicales para transmitir una dualidad emocional entre la melancolía y la intensidad que se acerca a la angustia. Yulianna Avdeeva ofreció una magistral visión personal de la pieza para convertirla en una experiencia auditiva enriquecedora.
Finalizó la primera parte con dos composiciones cortas de extrema dificultad que pusieron a prueba el virtuosismo y destreza de la artista. La inmortal Toccata in D Major, de Bach, una obra emocionante, que irradia un carácter festivo y alegre, marcada por una icónica introducción. Es una obras llena de desafiantes pasajes rápidos, arpegios y figuras ornamentales que requieren una agilidad excepcional, con un juego constante de contrastes en las texturas musicales. La segunda, la suite The Life of the Machines, de Szpilman, una obra contemporánea que explora la fusión entre la música clásica y la influencia de la era digital, con momentos que reflejan desde la soledad de la vida hasta la eficiencia de las máquinas. Cada movimiento es una ventana a un mundo diferente y una reflexión sobre la relación entre la humanidad y la tecnología. En todas ellas se aprecian momentos innovadores por la complejidad y riqueza de las texturas, generando una experiencia musical estimulante y emotiva.
En la segunda parte del concierto tocó la Sonata No. 8 in B Flat Major, Op. 84, de Prokófiev, una de sus obras más destacadas, que mezcla con especial maestría elementos clásicos y contemporáneos. Yulianna Avdeeva consiguió transmitir la amplia gama de emociones que esconde la obra, desde la serenidad melódica hasta pasajes virtuosos llenos de pasión. La pianista venció los desafíos técnicos del autor, especialmente complicados en los pasajes más rápidos, arpegios de extrema exigencia y acordes que precisan firmeza y carácter. Durante más de veinte minutos los asistentes disfrutaron de las distintas líneas melódicas que generaron una riqueza musical excepcional.
El público, entusiasmado, ovacionó durante varios minutos a la artista, que les compensó con dos bises que pusieron un broche de oro a una noche mágica de piano: Nocturno No.20, de Chopin y Scherzo from the Piano Sonata No. 2, de Prokofiev. Un concierto para recordar.