El Trío Guarneri Praga es una historia muy especial de éxito forjado a base de talento, amistad y amor compartido por la música clásica. Casi cuatro décadas de compartir proyecto y escenarios han servido para crear una complicidad única entre artistas altamente cualificados, conocidos por sus destrezas técnicas y su increíble maestría en la ejecución instrumental. Pero lo que más impacta es la perfecta sincronización y la armonía que trasciende en todas sus actuaciones. Han sido muchas las visitas que han realizado a Alicante pero cada concierto sorprenden por sus interpretaciones maduras, profundas y expresivas, por su capacidad para transmitir la esencia emocional de las obras que interpretan.
Abrieron el programa con una pieza breve, la Elegie, Op. 23, de Suk una obra del romanticismo tardío llena de expresividad emocional y lirismo, muy reconocible por sus líneas melódicas ricas y cantábiles. La perfecta interpretación sumergió al público en la belleza melódica de la pieza, gracias a la cuidadosa atención a la textura y a los colores orquestales, que ofrecieron una paleta sonora variada y una distribución equilibrada de los instrumentos.
A continuación, tocaron el Trio en si mayor, Op. 8, de Brahms, una pieza que resulta fascinante. Los artistas ofrecieron unas líneas melódicas ricas y expresivas, tanto en los pasajes líricos como en los más emotivos, con una gran profundidad emocional. En los distintos movimientos el trío se esmeró en los contrastes desde pasajes enérgicos a momentos melancólicos, con un equilibrio perfecto en los contrastes. Especial mención requieren las técnicas contrapuntísticas de alto nivel, con interacciones intrincadas entre las líneas melódicas de los instrumentos, que enriquecieron la complejidad de la textura musical. Destacó el piano que no solo acompañó a los instrumentos de cuerda, sino que también asumió un papel protagonista con pasajes realmente virtuosos.
Después del descanso afrontaron una única obra, el Trío en mi bemol mayor, Op. 100, D. 929, de Schubert, conocido como el Trío Notturno, una obra maestra del repertorio de música de cámara del compositor austriaco, que interpretaron de forma excelsa. El público disfrutó desde el espectacular ciclo inicial de piano que generó un ambiente reflexivo y solemne. A continuación, se vivieron contrastes dinámicos que crearon momentos de gran intensidad emocional para, acto seguido, abordar secciones más suaves y melódicas. No le faltaron pinceladas más animadas llenas de energía y vigor, que aportan vitalidad a la obra.
Durante más de cuarenta minutos los tres instrumentos dialogaron de forma equitativa y sincronizada, ofreciendo hermosas texturas y contrapuntos entre los instrumentos. Es de destacar el papel principal que tienen el violonchelo en algunas secciones, que enriquece la paleta sonora de la obra.
El trío culminó con un final brillante y jubiloso que contrastó con la introspección de los movimientos anteriores. Fue un cierre triunfal que dejó un impacto memorable entre el público que disfrutó de la pieza.
Los asistentes dedicaron un prologado y caluroso aplauso al Trío Guarneri Praga, que se mostraron agradecidos y tocaron dos bises: el segundo movimiento del Piano Trio, Op.2, de Suk, y Humoresca de Dvorak.