El auditorio de la Fundación Mediterráneo en Alicante fue escenario de la magnífica actuación del cuarteto de saxofones Folium Fugit, una agrupación compuesta por David Alonso (saxofón soprano), Tomás Jerez (saxofón alto), Jordi Fuster (saxofón tenor) y David Pons (saxofón barítono), que contó con la presencia de Alejandro Juárez, como artista invitado. Los músicos ofrecieron un concierto muy especial auspiciado por la Fundación Sociedad de Conciertos de Alicante, con la colaboración de la Sociedad de Conciertos de Alicante. Todos ellos se entregaron para ofrecer la mejor versión de un programa ecléctico y virtuoso, en el que demostraron su dominio del instrumento y su capacidad para trascender las barreras estilísticas.
Abrió la primera parte el Cuarteto en Fa menor, de H. Reinhart, una obra con un tono de introspección y elegancia. Folium Fugit demostró su capacidad para crear un sonido homogéneo y equilibrado, con una interpretación que destacó por su claridad y precisión. La expresividad de los músicos se vivió en los matices sutiles y la emotividad de la pieza.
A continuación, dieron un salto a la contemporaneidad con Sólo el misterio (homenaje a Lorca), de J. Pérez-Villegas, en la que exploraron con acierto y maestría un lenguaje sonoro más experimental y evocador. El cuarteto demostró su versatilidad al abordar las texturas complejas y los contrastes dinámicos de la obra con soltura. La atmósfera misteriosa y melancólica de la pieza fue transmitida con gran sensibilidad.
En este momento de concierto se sumó al cuarteto Alejandro Juárez, que intervino en las dos últimas piezas antes del descanso. Les Boréades / Act IV- Entrée de Polymnie, y Les Sauvages / IV Entrée finale / Les Indes Galantes, de J. P. Rameau, supusieron una interesante incursión en el barroco y se convirtió en el momento culminante del concierto. Folium Fugit adaptó su sonido a la elegancia y el ritmo animado, incluso bailable, de estas obras de Rameau. La precisión en la articulación y la claridad en las líneas melódicas fueron notables. La energía y la alegría de estas piezas fueron palpables en el público.
Cerraron la primera parte del programa con Melody, de M. Skoryk, un momento de sensibilidad y melodía, en la que los saxofonistas crearon un sonido cálido y expresivo en esta pieza, a la que los artistas le confirieron una relevancia especial por tratarse de un compositor ucraniano, un país en guerra. La sutileza y el matiz de esta pieza fue resaltado por el control de los músicos en una pieza de gran belleza y emotividad, que evoca sentimientos de melancolía, nostalgia y esperanza.
La segunda parte comenzó con dos piezas vinculadas al mundo en guerra y se transformó en un viaje a través de la intensidad y el virtuosismo con piezas como Ciudades: II. Sarajevo, de G. Lago, una obra actual, dotada de un lenguaje rítmico y armónico complejo, que transportó al público a los paisajes sonoros de los Balcanes. Folium Fugit demostró su dominio técnico y su capacidad para crear una atmósfera intensa, llena de dramatismo. La fuerza y la precisión de esta pieza fueron magnificas.
De inmediato abordaron una obra maestra: el Cuarteto en Do menor, Op.110, n,º8 de D. Shostakóvich. Se trata de una pieza con una carga emocional desbordante y una complejidad estructural al alcance de pocos músicos. El cuarteto demostró su cohesión y su capacidad para transmitir la pasión de la composición. Los contrastes dinámicos y la intensidad de la interpretación fueron impactantes.
Cerró la actuación una obra interpretación breve, a ritmo de tango. Don Agustín Bardi, de H. Salgán, puso un cierre brillante con el virtuosismo y la versatilidad de Folium Fugit. La energía y el ritmo contagioso de la obra fueron transmitidos con gran pasión a un público que disfrutó de la actuación estilísticamente diversa.
El público disfrutó de la actuación y del bis que regaló el cuarteto: Suite Helénica, de P. Iturralde.