El crítico Justo Romero publica en Scherzo crítica sobre el gran concierto de el tenor Christoph Prégardien “que ocupa lugar de cabecera entre los grandes liederistas de los últimos cincuenta años. Su nombre, junto con los menos jóvenes de Hermann Prey, Fischer-Dieskau o Peter Schreier, representa la quintaesencia de una manera de cantar y decir en la que sencillez y sutileza se abrazan al sentido más puro de la música y su poesía, o de la poesía y su música, que en el caso del Liedde concierto, tanto monta, monta tanto. El pasado lunes, Prégardien ha regresado al escenario privilegiado de la Sociedad de Conciertos de Alicante ‒donde ya actuó en 2002‒ para cantar y contar el prodigio de La bella molinera, la colección de veinte Liederen la que Schubert ‒un chaval de tan solo 26 años cuando compone esta obra maestra en 1823‒ traza y narra, de la mano del verso de Wilhelm Müller, la historia del joven molinero y su amor por la bella molinera”.
Añade que “desde lo más sencillo del mundo, Müller y Schubert desgranan un viaje emocional en el que ‒como anota el cuidado programa de mano‒ su protagonista “pasa del entusiasmo y la esperanza al desengaño y la desesperación”. Sensaciones y sentimientos a flor de piel, un camino de un hora y veinte episodios cargado de vivencias y contrastes. Prégardien, desde su alcurnia veterana ‒68 años con todos los reconocimientos y aplausos habidos y por haber‒ se sumerge en el ciclo con el que convive desde hace décadas con la naturalidad y frescura que Schubert y su poeta cuentan la historia. Y desde esa inocencia, el molinero Prégardien confía al espectador sus más íntimos sentimientos y estados de ánimo. Desde el alma más puramente romántica, cada detalle, cada minucia, cobra relieve sonoro y dramático. El molinero cantor enfatiza y colorea cada nota y deja escuchar los silencios y sus respiraciones”.
Destaca en su texto que “naturalmente, la voz no tiene ya la plenitud de antaño, pero sí la prestancia, registros, proyección, colores y bellezas de siempre. El artista mantiene también el misterio del fraseo, del decir, de paladear cada sílaba con música; de otorgar identidad propia a cada una de las pequeñas historias que componen el mosaico; de revivir en carne propia y en la de cada uno de los espectadores las recaladas y altibajos de la historia de su amor por la muchacha. Desde el genial comienzo “Caminar es el placer del molinero”, al luminoso final, en esos versos que lo dicen todo: “Sale la luna llena / se dispersa la niebla / y el cielo, allí arriba, ¡qué grande es!”.
Añade:”El éxito ‒¿hace falta redundarlo? ‒, a tono con la altura de este recital inolvidable”. Un nuevo punto culminante en la temporada de la Sociedad de Conciertos de Alicante, siempre empeñada en ser escaparate en la ciudad de Esplá de lo mejor-mejor de la escena musical. Basta un somero repaso a algunos de los nombres que participan en la actual temporada para corroborar el éxito del empeño: Matthias Goerne, Piemontesi, Trio Wanderer, Martín García, Cuarteto Casals, Yefim Bronfman, Solistas del Covent Garden, Sokolov, Renaud Capuçon, Quinteto de la Filarmónica de Berlín, Enrico Pace, Avdeeva, Cuarteto Hagen, Concerto Italiano y Rinaldo Alessandrini…”
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