La Fundación Sociedad de Conciertos nos brindó una noche de pura percusión con “Essenza”, el espectáculo ofrecido por Rafa Mayans y Adrián García, los talentosos miembros de Kinetic Percussion Duo. Ambos músicos hicieron honor al nombre del dúo con un despliegue muy generoso de energía y talento durante toda la actuación en el Aula de Cultura de la Fundación Mediterráneo de Alicante. Ambos percusionistas demostraron un dominio técnico superlativo, una profunda musicalidad y una conexión mágica. Su capacidad para extraer una paleta tan rica de sonidos y emociones de sus instrumentos fue sencillamente fascinante.
La puesta en escena ya anticipaba una experiencia fuera de lo común. Una disposición de instrumentos que parecía un jardín metálico y de madera, listo para que florecieran ritmos y melodías asombrosas. Y así fue como, sin preámbulos, nos sumergimos en el universo sonoro de Udacrep Akubrad, de Avner Dorman. La sincronización milimétrica de Mayans y García fue asombrosa, tejiendo complejas texturas rítmicas que, por momentos, parecían venir de una única fuente, pero con una riqueza de matices que solo dos percusionistas de su calibre pueden lograr. La pieza, con su aire tribal y moderno a la vez, nos atrapó desde el inicio, demostrando la versatilidad expresiva de la percusión.
Después una sorpresa: ¿Ravel en percusión? Sí, y con una pieza fascinante. Su Alborada del Gracioso cobró una nueva vida bajo las baquetas de Kinetic Percussion Duo. Los artistas evocaron la elegancia y el virtuosismo de la obra original, traduciendo las melodías y los juegos armónicos a través de la resonancia de marimbas, vibráfonos y otros instrumentos. Fue una demostración de sensibilidad musical más allá del ritmo.
Tras la explosión de color de Ravel, llegó la hipnótica inmersión en Canto Ostinato, de Simeon Ten Holt. La compenetración y la escucha mutua de Rafa y Adrián se hicieron evidentes. Las ondas sonoras, generadas por la repetición y la sutil variación de patrones, envolvieron al público en una atmósfera casi meditativa. La progresión gradual de la intensidad y los timbres fue sencillamente cautivadora.
El dinamismo regresó con Gyro, de Tomer Yariv, una pieza que parecía una danza frenética de baquetas y parches. La agilidad y la precisión técnica de ambos percusionistas fueron llevadas al límite, con momentos de virtuosismo deslumbrante que arrancaron más de un suspiro de admiración.
La melancolía y la pasión del Verano Porteño, de Piazzolla también encontraron su voz en la percusión. Kinetic Percussion Duo supo transmitir la nostalgia y el fuego característicos del tango, utilizando la calidez de la marimba y la tensión de los tambores para pintar paisajes sonoros llenos de emoción.
Con Departures, de Emmanuel Séjourné, los percusionistas viajaron a territorios sonoros más contemporáneos, con una narrativa musical evocadora y pasajes de gran belleza lírica interpretados con una delicadeza exquisita.
Finalmente, la energía contagiosa de Eight On 3 & Nine On 2, de Robert Marino, puso el broche de oro a la noche. Su complejidad rítmica y su carácter juguetón fueron ejecutados con una sincronización impecable y una alegría comunicativa que terminó por encender al público en un aplauso entusiasta.
“Essenza” fue mucho más que un concierto de percusión; fue una experiencia sensorial completa y el público les agradeció el esfuerzo con una calurosa e intensa ovación.