El grupo London Handel Players, un conjunto de intérpretes excepcionales especializado en música de cámara, se caracteriza tanto por la genialidad y calidez de su sonido único como por la meditación, carácter y delicada fluidez con la que abordan cada nota. Su sonido es una declaración permanente de amor a las creaciones barrocas interpretadas con los instrumentos clásicos, como el clavecín que tocó Silas Wollston, un reconocido especialista en música antigua. Su primera visita a la Sociedad de Conciertos de Alicante, para conmemorar el 50 aniversario de la institución, fue todo un acontecimiento que llenó el Teatro Principal de Alicante para disfrutar de un concierto de música de cuerda y viento (con una gran y variada presencia de flautas) emocionante, un espectáculo para el oído, pero también para la vista.
Abrieron la actuación con el Concierto para flauta y orquestas en Re mayor TWV 51:D3, de Telemann, con la que cautivaron la atención del público con una interpretación atractiva, llena de armoniosas melodías, con una interpretación impecable. Abordaron a continuación el Trio Sonata Op.5 Nr.4 en Sol mayor HWV 399 para dos violines, viola y clave, de Händel, en la que los músicos brillaron por su precisión interpretativa y el virtuosismo con el que convirtieron en aparentemente sencilla una obra de gran complejidad, llena de sensibilidad y musicalidad.
Antes de llegar al descanso regalaron a los asistentes una excelente interpretación del Concierto para dos violines en Re menor BWV 1043, de Bach, una de las piezas más reconocidas de este compositor y considerada una de las obras maestras del barroco que encantó al público, sobre todo en el pasaje en que las dos partes solistas de violín se entrelazaron de forma primorosa, creando un momento mágico.
Volvieron a escena con un programa en el que los instrumentos de viento ganaron protagonismo, en el que Rachel Brown, una de las principales exponentes de las flautas históricas, destacó con sus impresionantes interpretaciones. La primera pieza, el Concierto para flauta de pico y flauta travesera en mi menor WV 52:e1, de Telemann, una obra llena de variedad, fantasía e imaginación, que empieza generando un ambiente enigmático y misterioso y que transita por unos delicados contrapuntos entre las dos flautas y unas breves tensiones armónicas, para desembocar en un refinado y lírico diálogo, que daría paso a un espacio más intenso y triunfal. La melodía, llena de sensibilidad, genera una conjunción perfecta entre las dos flautas y un sorprendente fondo de cuerdas pellizcadas, hacia un final pleno de fantasía y de elegantes y bellos diálogos entre los diferentes instrumentos salpicados de genialidades artísticas.
El Concierto para flauta de pico en Do mayor RV 443 J.S., de Vivaldi, una composición en la que el flautín tiene un papel solista muy destacado, con momentos de auténtica dificultad que Brown afrontó con verdadero virtuosismo y dominio de la técnica, pero en el que también destacó el diálogo del resto de instrumentos.
Cerraron la actuación de nuevo con Bach, esta vez con el poderoso y trascendente Concierto de Brandemburgo Nr.4 en Sol mayor BWV 1049, una magnífica pieza llena de vivacidad, color y musicalidad tejida por la fluida conversación de la flauta y el violín solista. Los músicos pusieron toda su energía para que tanto los monólogos como la combinación de instrumentos fluyeran aparentemente independientes para conformar un conjunto lleno de armonía y emoción, con destellos de creatividad virtuosa y belleza difícil de igualar.
Los asistentes disfrutaron el concierto y agradecieron el esfuerzo de los artistas con un caluroso y largo aplauso, que fue correspondido con un bis muy especial, la pieza In dulce jubilo, de Bach, con arreglos del clavecinista Silas Wollston.