El aclamado barítono alemán Matthias Goerne ha dejado una huella imborrable en su sexta visita a la Sociedad de Conciertos de Alicante, con su interpretación de Dichterliebe, Op. 48, de Robert Schumann, una joya del repertorio lírico y una de las obras más destacadas del ciclo de canciones románticas, que en la voz de Goerne se transforma en una vivencia imprescindible. Su voz y su sensibilidad transportaron a los asistentes a un mundo de sentimientos y emociones conmovedoras. Previamente el presidente de la Fundación Sociedad de Conciertos de Alicante, Alfonso Ramón-Borja, saludó a los asistentes y dio por inaugurada la temporada 2024-25.
Su amplio rango vocal, el color oscuro y rico de su voz, su intensa expresividad, su técnica impecable, se plasmaron en una perfecta unión entre música y poesía para hacer de cada una de las 16 canciones que componen esta composición una pincelada en un gran cuadro emocional, lleno de alegría, tristeza, esperanza y desilusión, hasta completar una experiencia única e inolvidable.
La participación de la pianista Bernadette Bartos, en su primera visita a la Sociedad de Conciertos de Alicante, fue fundamental para crear una atmósfera sonora que completó la poesía de las interpretaciones vocales.
Siguió con algunos temas sueltos de Brahms. El primero fue Sommerabend, Op. 85/1, un ejemplo de inspiración. El artista expresó de manera sublime la melancolía y la nostalgia inherentes a la poesía de la pieza, creando un ambiente de belleza efímera que transportó al público a un mundo de sensaciones y emociones. Siguió Mondenschein, Op. 85/2, generando un espacio de luz y sombras, con una expresión pura de la la introspección inherentes a la música de Brahms. Su interpretación fue delicada y matizada, hasta capturar la belleza y la fragilidad de la luz de luna. La tercera fue Der Tod, das ist die kühle Nacht, Op. 96/1, en la que Matthias Goernes se adaptó a la perfección a la temática existencial y contemplativa de la canción, que resalta la nostalgia y la introspección de la pieza, lo que le permitió ofrecer una interpretación auténtica y conmovedora de temas trascendentales como la muerte y la vida después de la muerte. Cerró este ciclo con Meerfahrt, Op. 86/4, una de las cuatro Vier Ernste Gesänge, en la que el acompañamiento al piano tuvo un papel más que destacado, poderoso y evocador, creando una sensación de inmensidad y movimiento.
Final apoteósico
En la última pieza del concierto sin pausas quedó patente la profunda conexión entre Matthias Goerne y los Lieder und Gesänge, Op. 32, otra obra maestra de Brahms. El auditorio vivió una combinación perfecta de talento vocal, técnica y una sensibilidad musical excepcional. Su voz rica y profunda dibujó paisajes sonoros inesperados, desarrollando una paleta armónica en cada pieza. Este largo tema permitió a Goerne mostrar toda su capacidad para transmitir infinidad de emociones, desde la tristeza y la nostalgia hasta la alegría y la esperanza.
Destacaron por la belleza y calidad de la interpetación Wie rafft ich mich auf in der Nacht, la canción inicial que establece el tono melancólico e introspectivo del ciclo; la intensidad emocional de Bitteres zu sagen denkst du“, llena de dramatismo, con una melodía cada vez más apasionada en la lucha interna del personaje; la delicada capacidad soñadora de So stehn wir, ich und meine Weide, y el cierre Wie bist du, meine Königin, con una esplendorosa nota de esperanza y renovación. U brillante broche para una noche excepcional.
Los asistentes le premiaron con una prolongada y calurosa ovación a Matthias Goerne, quien les correspondió con el bis Mein Wagen rollet langsam, de Schumann.