El II Concierto por la Paz organizado por la Fundación Sociedad de Conciertos de Alicante con la colaboración del Consulado de Francia en Alicante bajo el título “Desde Bach hasta La Fecha”, contó con la participación de los excepcionales músicos Hélène Bordeaux (violinista) y de Florent Audibert violonchelista), que ofrecieron un bello recital en el que abundaron piezas cortas, muchas de ellas muy conocidas, lo que generó una enorme complicidad con el público. En la apertura el cónsul honorario de Francia en Alicante, Sènakpon Gbassi, dirigió unas palabras de agradecimiento.
La velada comenzó con el fascinante Canon alla Duodecima (El Arte de la Fuga, BWV 1080), de J.S. Bach, una obra única y desafiante tanto por su complejidad contrapuntística como por su estructura. Los músicos superaron con éxito una pieza compuesta de forma muy intrincada y artística, tejiendo líneas melódicas y armónicas de manera magistral. De inmediato afrontaron el Adagio y Rondo en Sol mayor, K. 423, de Mozart, que brilló por el contraste entre la lentitud y solemnidad del adagio y la energía del rondo. Una pieza llena de brillantez, elegancia y virtuosismo. La tercera obra fue Andante y Polonesa, de Dotzauer, que comienza con unos compases llenos de matices y colores en la interpretación del violonchelo, que transmitieron profundas emociones a través del fraseo.
A continuación, sonó el Preludio y Scherzo, de Glière, llena de expresividad melódica, pero dotada de un carácter ligero y vivo en el Scherzo, con pasajes técnicos muy exigentes en los que el violonchelista mostró su virtuosismo superando arpegios rápidos, saltos y figuraciones ágiles. Cerró la primera parte la obra la Sonata para Violín y Violonchelo, de Ravel, una pieza sobresaliente que refleja el estilo distintivo del compositor francés, conocida por su originalidad y su enfoque en la textura y el color instrumental. Hélène Bordeaux y Florent Audibert ofrecieron una interpretación llena de ricas armonías y una paleta musical muy atractiva, con un diálogo excepcional entre los instrumentos, para crear una atmósfera llena de expresividad y contrastes, desde la reflexión a la vivacidad. Una obra desafiante y cautivadora que atrapó al público.
En la apertura de la segunda parte con una obra llena de intensidad El Duo, de Goué, compuesto en el cautiverio de un campo de concentración de oficiales de Nienburg-Weser, una pieza llena de rigor, pero también de sensibilidad y lirismo, A continuación el público disfrutó de dos piezas cortas de Goldfaden, Rojinkes mit Mandlen y Vehaeir Eineinu, unas creaciones llenas emotividad, poesía y nostalgia, reflejo de la vida cotidiana y las emociones del pueblo judío. Estilo klezmer que tuvo su continuidad en la pieza The Sound of Safed, de O. Sher, creadora de un ambiente orientalizante y en la obra del creador Sperling titulada The blessing Ningún, con una miscelánea entre oriente y occidente, en un escenario actual, muy rica en estilos y ritmos.
Dos piezas de compositores franceses cerraron la intensa actuación: unos breves e intensos Arabescos de Faivre, y una pieza de la creadora contemporánea Mulsant que demuestra la capacidad de transmitir emociones de la fusión de estilos.