La poesía musical de Chopin ilumina Alicante de la mano de Ivo Pogorelich
Casi veintiún años han pasado desde que el pianista de nacionalidad croata, Ivo Pogorelich, actuara por primera vez en Alicante invitado por la Sociedad de Conciertos. En aquella ocasión tocó en el Cine Ideal por la remodelación del Teatro Principal. El concierto tuvo algunas peculiaridades: el artista prolongó su ensayo hasta el momento en el que el público comenzaba a entrar en la sala y la luminaria de buena parte de la sala estuvo encendida durante todo el concierto.
Ivo Pogorelich dedicó todo el programa a interpretar destacadas obras del compositor polaco Frédéric Chopin. Abrió el concierto con la Sonata n.º 3 en si menor, op. 58, la última de las tres sonatas que escribió, dedicada a la condesa Émilie de Perthuis. Se trata de una obra de gran dificultad tanto técnica como musicalmente, que el pianista afrontó con solvencia y maestría, aportándole una gran fuerza en los momentos más intensos y delicados matices tanto en los nocturnos como en el final lleno de fantasía.
Continuó con las Mazurcas op. 59, composiciones tradicionales polacas. El ritmo fue avanzando desde el retrato cálido, elegante y reconfortante de la primera, pasando por la segunda llena de gracia, hasta la melodía memorable y poderosa de la pieza final, inspirada en un baile nacional polaco de armonías mucho más rápidas que una mazurca.
En la recta final del concierto, Pogorelich interpretó con absoluto virtuosismo una pieza de gran riqueza: la Fantasía en fa menor op. 49, una joya del barroco llena de contrastes y cambios repentinos de tonalidad e intensidad. Arranca con una marcha heroica con toques solemnes que avanza, con formas muy libres, repletas de plasticidad, hacia una marcha triunfal cargada de esperanza.
Finalizó el programa con la Polonesa-Fantasía op. 61, una obra de la máxima complejidad con formas musicales intrincadas. Los asistentes disfrutaron con la soberbia interpretación de una de las últimas obras de Chopin repleta de fuerza y expresividad, dominada por una sensación de tristeza, una combinación innovadora que la convirtieron en un punto culminante de su obra.
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