La soprano Teresa Albero y el pianista Jesús Mª Gómez despidieron el concierto “Puccini & Friends” organizado por la Fundación Sociedad de Conciertos en la sala de la Fundación Mediterráneo, con un sentido homenaje a Rafael Beltrán, uno de los fundadores de la Sociedad de Conciertos de Alicante, fallecido recientemente, en cuya memoria cantó An die musik, de Franz Schubert, para cerrar su interpretación con un “no nos olviden”, en forma de melodía Non ti acordar di me, de Ernesto di Curtis.
La soprano y el pianista ofrecieron una velada inolvidable que rindió homenaje al gran compositor de Lucca, Giacomo Puccini, explorando las raíces y las influencias de su genio musical, con un programa que ofreció un viaje a través de las composiciones de los músicos que Puccini admiró, acercando al público ese imaginario sonoro que, de algún modo, impregna su propia obra.
Un Diálogo Íntimo entre voz y piano
Desde el primer momento, el público se dejó seducir por la propuesta artística. El diálogo entre la voz expresiva de Teresa Albero y el acompañamiento sensible y matizado de Jesús Mª Gómez fue el hilo conductor de la noche.
La primera parte del concierto comenzó con el vibrante Stornello, de Verdi, estableciendo un tono lírico que preparó la escena para la temprana obra pucciniana Se come voi piccina io fossi, de Le Villi, en la que Albero ya mostró la potencia y claridad de su registro. La atmósfera se tornó más etérea con las bellísimas Mélodies françaises de Fauré, Aprés un rêve y Fleur jetée, demostrando la versatilidad de la soprano.
El pianista Jesús Mª Gómez tuvo su momento de lucimiento en el Arabesca n.º 1, de Debussy, interpretado con una delicadeza y un control dinámico que pintaron paisajes sonoros impresionistas, destacando su virtuosismo como solista. La sección cerró con las encantadoras Canzoni di camera de Puccini (Terra e mare y Sole e amore) y la gélida, pero emotiva, despedida de Liù: Tu che di gel sei cinta. de Turandot.
Cimas dramáticas en el corazón de la ópera
La segunda parte se adentró en las cimas del drama romántico y la ópera. El programa se abrió con Träume (Sueños) de los Wesendonck Lieder, de Wagner, una pieza que conecta directamente con la sensibilidad y el cromatismo que, aunque de forma sutil, Puccini también exploraría.
El clímax dramático llegó, como era de esperar, con Vissi d’arte, de Tosca. Teresa Albero cautivó a la sala con su interpretación de la desgarradora plegaria de Floria Tosca, una muestra de dominio técnico y profundidad emocional que fue recibida con una ovación.
El recital se equilibró con la elegante Élégie de Massenet y otro deleite pianístico a cargo de Gómez con los Reflejos en el agua, de Debussy, en la que el sonido del piano imitó la luz y el movimiento acuático con una transparencia admirable.
El broche de oro, y la gran fiesta pucciniana, se reservó para el final, con las canzoni E l’uccelino y Sogno d’or, que precedieron a dos de las arias más queridas: la tierna presentación de Mimí, Sí, mi chiamano Mimí (La Bohème), y la archiconocida O mio babbino caro, de Gianni Schicchi, en la que Teresa Albero mostró una línea vocal bellísima, ascendiendo con dulzura y fluyendo con una expresividad emotiva que conmovió al público y les hizo vivir un indescriptible momento de belleza lírica.