El Elias String Quartet y el pianista James Baillieu le acompañan en un excepcional recital
Noche de estreno memorable en el Teatro Principal de Alicante. Por primera vez actuaron en Alicante el tenor Mark Padmore, de larga y reconocida trayectoria internacional; el extraordinario Elias String Quartet, uno de los grupos de cuerda más intensos y vibrantes del panorama actual; y el experimentado acompañante lírico y músico de cámara, James Baillieu, que brilla también como solista. La combinación de artistas de primera línea mundial y la definición del programa le dieron al concierto fluidez y atractivo para el público. La combinación de tenor, cuarteto de cuerdas y piano es inusual y da a la música una textura única.
Abrió la actuación el Elias String Quartet, en solitario, para ofrecer una excelsa versión del Cuarteto de cuerda en sol mayor Op. 54, n.º 1, de Haydn, en la que vivimos una primorosa conversación entre cuatro excelentes músicos, que deslumbraron a los asistentes por su perfecta sincronización y armonía. Dieron muestras de su maestría con esta obra maestra de ritmos cambiantes, bellos efectos armónicos y movimientos alegres y vivaces. Fue una interpretación llena de expresividad emocional y perfección técnica.
La segunda pieza de la primera parte fue La bonne chanson, Op. 61, para tenor, piano y cuarteto de cuerda, de Fauré, fue un momento clave de la noche con la aparición en el escenario de Mark Padmore y de James Baillieu. Los seis artistas deleitaron al público con una obra llena de belleza lírica y refinada expresión.
El conjunto hizo sonar la Bonne Chanson como una pieza que desborda sensibilidad poética y armonías llenas de riqueza y progresiones tonales inusuales que aportaron profundidad y emoción a la música. El virtuosismo de los músicos y su compenetración generó líneas melódicas que transmitieron una paleta completa de emociones, desde la melancolía hasta la exaltación. Es de destacar la importancia del piano y la exigencia para el vocalista, a la hora de tejer una narrativa musical compleja, llena de complicidades.
Abrieron la segunda parte el tenor y el pianista interpretando Tres poemas de Walt Whitman, del compositor Vaughan-Williams, que dieron paso de nuevo a un ciclo de canciones del mismo autor titulada On Wenlock Edge“, con gran conexión con la poesía de A.E. Housman. La atmósfera se llenó de lirismo y bellas melodías cargadas de profundidad nostálgica, evocadoras de paisajes rurales ingleses y sentimientos de introspección. Durante la interpretación se dieron momentos en los que la voz del tenor se unió a la textura del sonido de los instrumentos de cuerdas, mientras que el piano proporcionó un acompañamiento colorido que dio redondez a la actuación. La música, como los poemas, hizo transitar al público por multitud de emociones, desde la melancolía al entusiasmo.Una actuación que fascinó a todo el público por la novedad de la plantilla musical formada por el cuarteto con solista vocal y acompañamiento pianístico.